Fotos: Luis Ego Pérez Miranda, Christian Mora Carrillo, Paco López, Omar F. Torres Castrejon, y Carlos Rodríguez Juárez.
Tras 23 años de ausencia en suelo morelense la legendaria banda de Rock, Caifanes, regresó este sábado 13 de mayo de 2017 a saldar una gran deuda con su público, en una ciudad que es parte fundamental en la historia de la banda, y vaya que pagó su deuda con intereses en un concierto por demás histórico.
"Flyer promocional de la inauguración del Ritual del Perro en 1994. Foto de Omar F. Torres Castrejon |
Fue en septiembre de 1989 cuando la banda toca por primera vez en Cuernavaca, en aquel famoso antro llamado “Taizz”, y ahí mismo debutan como quinteto con Alejandro Marcovich ya instalado en el puesto de Guitarrista Líder. Posteriormente, el 4 de diciembre de 1994, Alfonso y Saúl se estrenan como empresarios en esta misma ciudad, e inauguran “El Ritual del Perro”, un Foro-Bar en el cual durante su evento de inauguración Caifanes toca como trío, y que estaba ubicado en Av. Emiliano Zapata, cerca de la glorieta de Tlaltenango, al norte de la Ciudad.
Estas podrían ser quizás las 2 razones más importantes por las que Cuernavaca es una ciudad histórica para Caifanes, y si además agregamos que es la Ciudad que Diego eligió como residencia, los veranos y fines de semana que vivió Alfonso aquí de niño, y que además es la Ciudad donde conoció a su esposa Cecilia Toussaint previo a un concierto de ella en el “Ritual del Perro”, y que en esta ciudad, en el 2001, se dio la gestación de uno de los Clubes de Fans más grandes de la banda, el cual tomó su nombre y logotipo de aquel mítico bar propiedad de Saúl y Alfonso; “El Ritual del Perro”.
Sin duda alguna, este concierto era una deuda que había que saldar con el público morelense y que se daría con su alineación original por primera vez en esta ciudad, y que curiosamente era la alineación faltante de las 3 mutaciones que ha sufrido caifanes a lo largo de 30 años de carrera, que como ya mencioné anteriormente, ya habían tocado primero como quinteto y después como trío.
Alrededor de las 8:25 PM se vio aparecer en el escenario a un Diego Herrero bastante maduro, sonriente, que iniciaba tocando en el órgano el acorde de F (Fa Mayor), para después incorporarse Alfonso André en la Batería y empezar a marcar el tiempo. Acto seguido, entran Sabo Romo y Saúl Hérnández para completar el cuarteto original con que se formó la banda en 1987. “Los Dioses Ocultos” era la canción con que abrían este concierto que pasaría a la posteridad como histórico tanto para la banda como para la ciudad, ya que ningún grupo de Rock había logrado en Cuernavaca la hazaña que Caifanes logró esa noche; tocó ante un recinto lleno casi en su totalidad.
Las siguientes canciones fueron “Para que no digas que no pienso en ti”, “Nunca me voy a Transformar en ti”, “Nubes”, “Miedo”, y “Viento”, que fueron las canciones autorizadas para los medios pudiéramos “estorbar” y capturar excelente material de una de las 3 bandas más importantes del Rock en español.
El show continuó con “Aquí no pasa nada” y un público totalmente entregado a la banda, con entes que coreaban con el alma todas las canciones, una tras otra. Se podía ver hasta a 3 generaciones reunidas por una misma esencia, por un mismo pasado. Sin contratiempos, la banda cumplió con la primera parte del concierto, tocando las canciones casi impecables y a la perfección, y digo que casi porque en varias ocasiones la guitarra de Rodrigo Baills dejó mucho que desear, y es precisamente en esta parte donde se extraña la presencia de Alejandro Marcovich en el escenario.
Después del encore, reaparecieron en el escenario para hacer un cover a David Bowie, “Heroes”, y posteriormente hacer uno a Juan Gabriel, “Nuestro Bowie Mexicano” como lo llamó Saúl antes de empezar a tocar “Te lo pido por favor”, cover que había realizado en el 2003 con Jaguares, y ahora tocaba a manera de homenaje para el Divo de Juárez.
Inmediatamente, vinieron un par de versiones nuevas de “Quisiera ser Alcohol” y “Afuera”, que a decir verdad me parecieron muy malas, y me hicieron nuevamente extrañar las versiones originales. (Sí, aquí no todo son flores). En la recta final sonó “Nos Vamos Juntos”, y para cerrar con broche de oro, Saúl invitó a subir al escenario (cosa que raramente hacen) a un viejo amigo de la banda; Roco, vocalista de la Maldita Vecindad, quien interpretó junto a Caifanes la canción clásica, y que lanzó a la banda hacia el estrellato, “La Negra Tomasa”, con lo cual la banda concluyó con el concierto quizás más memorable de los 3 que ha ofrecido en Cuernavaca, y dejando a cada espectador con ganas de verlos nuevamente tocando en suelo Tlahuica.
Sin duda alguna la deuda de 23 años está saldada, pero se ha generado una nueva; volver para superar a este concierto histórico e inolvidable, quizás con material nuevo, que vendría muy bien para festejar los 30 años de carrera de la banda de rock más grande de México.
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