viernes, 26 de mayo de 2017

Eric Clapton, el "dios de la guitarra" que le dice adiós a la música...



No lo hace por capricho, una enfermedad nerviosa paraliza la mitad de su cuerpo, impidiéndole tocar sin padecer una inmensa molestia. “He sentido mucho dolor durante el último año. Empezó con un dolor lumbar y después se desplazó a otros lugares”, le dijo Clapton a la revista Classic Rock.

El guitarrista, cantante y compositor británico de rock y blues padece neuropatía periférica, enfermedad que compromete específicamente las piernas y manos, por lo que es complejo que utilice la guitarra —cuyo manejo era tan maravilloso, que solía ser llamado ‘Slowhand’ (mano lenta), por la delicadeza con la que tocaba—, debido a que se siente una especie de descarga eléctrica.

El médico Mario Germán Ospina explica que “esta enfermedad es una patología en los nervios a nivel periférico, que afecta generalmente las extremidades. Tiene gran incidencia en la calidad de vida. Más que ser mortal, es una enfermedad incómoda porque los pacientes padecen dolores de difícil manejo que los medicamentos comunes no alivian”.

Esta patología “también puede ocasionar pérdida de sensibilidad, los pacientes pueden presentar lesiones aún sin darse cuenta, lo que produce procesos infecciosos que desencadenen en amputaciones”, agrega el médico.

Entre los síntomas que sufre quien es llamado ‘Dios de la guitarra’ están cosquilleo en las manos y en los pies, la sensación de tener puestos guantes o calcetines apretados, repentinos dolores agudos, insensibilidad en los dedos y debilidad de las extremidades.

En 2013, Clapton tuvo que cancelar varios compromisos debido a los dolores de espalda. Sus causas son múltiples, pueden ser traumas, caídas, predisposición genética, obesidad, diabetes, inactividad y por las sustancias tóxicas y los excesos, que fueron muchos.

Aunque ahora, a sus 71 años, tenga la apariencia de un viejo lord sedentario, Clapton no fue ajeno a los vicios. Es por eso que, pese a su enfermedad, considera “una gran cosa el estar vivo. Por alguna razón fui arrancado de las fauces del infierno y tuve otra oportunidad”.

“Con todo derecho tuve que haber estirado la pata hace mucho tiempo”, reconoció el músico que acaba de sacar su 23 álbum grabado en estudio, titulado ‘I Still Do’, que podría traducirse como ‘Todavía lo hago’.

Como escribió el novelista brasileño Paulo Coehlo en alguno de sus libros “escoger un camino significa abandonar otros. Si pretendes recorrer todos los caminos posibles acabarás no atravesando ninguno”. Eso pasa con Clapton, quien reconoce la senda que le espera: “Debo encontrar la forma de lidiar con algunas otras cosas del envejecimiento”, dijo a la revista británica especializada en rock.

Pese a su decisión, su trabajo no cesa. A finales del año se publicará una colaboración con los Rolling Stones. Tal vez su última obra. Sin embargo, si hay algo que Clapton, nacido en Ripley, Inglaterra, el 30 de marzo de 1945, ha demostrado en más de una ocasión, es su capacidad para resurgir de las cenizas.

La estrella comenzó a consumir drogas y alcohol a los 15 años. Su menú incluía heroína, cocaína, analgésicos y dos botellas de vodka al día.

“Lo único que le impidió suicidarse por tercera vez, después de intentarlo anteriormente ingiriendo pastillas y luego colgándose de un árbol, fue la idea de que un hombre muerto no puede beber”, escribió Paul Scott, periodista del Daily Mail y autor de la biografía ‘Motherless child: The definitive biography of Eric Clapton’, publicada el año pasado para conmemorar las siete décadas del artista.

El artista británico emprendió una decidida batalla contra las drogas que finalizó con éxito en 1998, tras haberlo intentado desde 1987 en diferentes centros de desintoxicación de medio mundo, tratado con distintas terapias que no dieron el fruto esperado. Incluso, ha confesado públicamente que, hasta que llegó a la treintena, no mantuvo relaciones sexuales estando sobrio o sin haber consumido drogas.

“El miedo a la pérdida de identidad era descomunal. Tal vez eso había nacido con el asunto de ‘Clapton es Dios’, que había hecho que basara buena parte de mi autoestima en mi carrera. Cuando tuve que pasar a centrarme en mi bienestar como ser humano, y en la consciencia de que era un alcohólico que sufría la misma enfermedad que todos los demás, sufrí un colapso”, dijo sobre su debacle.

A propósito de sus adicciones, una de sus canciones más populares, aunque es de la autoría del músico norteamericano JJ Cale, es ‘Cocaine’, cuya letra dice: “Si quieres quedarte un rato, has de tener cocaína; si quieres deprimirte hasta caer al suelo, cocaína. Ella no miente. Si tienes malas noticias, quizá te agrade deshacerte en la tristeza. Cocaína. Cuando el día se acaba y tienes ganas de escapar, cocaína”.

Y es que el consumo de drogas parecía ser el común denominador entre los grandes genios de la época. Keith Richards ha dicho que en los comienzos de The Rolling Stones se consumía todo tipo de drogas porque no conocían sus efectos. Iggy Pop tuvo una adicción tan fuerte a la heroína, al punto que él mismo decidió internarse en un centro psiquiátrico en busca de ayuda. Y Steven Tyler era tan fanático de dicha sustancia, que incluso la inhalaba durante sus conciertos. Ozzy Osbourne, por hacer la lista finita, mantuvo durante 40 años un romance con el alcohol; reveló a la prensa que consumía cuatro botellas de coñac al día.

Sin embargo, Clapton ha intentado hacer las pases con su destino. Hace siete años se despidió de setenta de sus guitarras, en una subasta de corte caritativo. El monto económico obtenido rompió todas las cifras previstas.

Una Martin, de 12 cuerdas, con la que Eric grabó el espiritual ‘Motherless Child’, comenzó con una oferta de US$ 10.000, llegó hasta los US$ 70.000, mientras que una réplica de la Stratocaster ‘Blackie’, imprescindible para el músico a finales de los años 60, fue comprada por US$ 30.000.

No era la primera vez que Clapton ofrecía sus pertenencias en subasta pública. En 1999 consiguió más de US$ 5 millones, vendiendo objetos como vajillas, prendas de vestir, teléfonos móviles, pianos, partituras, discos, colecciones propias; y cinco años más tarde, en 2004, donó más de US$ 7 millones, obtenidos por material de procedencia idéntica, al centro Crossroads, donde Eric logró recuperarse de sus adicciones.

Pese a su generosidad, pecó por varios comentarios tildados de racistas. En un concierto en Birmingham en 1976, hizo una declaración en apoyo del político Enoch Powell (quien había criticado la invasión de inmigrantes de antiguas colonias británicas): “Enoch está en lo cierto. Debíamos mandar todos esos hombres negros de vuelta a la tierra de ellos y mantener la Inglaterra blanca”. Ese fue uno de los incidentes que llevó a la creación de ‘Rock contra el racismo’, campaña contra la expansión del nacionalismo británico. Clapton más tarde negó ser racista. Y aunque siguió apoyando a Enoch Powell, no se ha identificado de nuevo con sus ideales segregacionistas.

Nota original: Elpais.com.co

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